martes, 8 de noviembre de 2016
WORLD OF CONFU$$$ION???
Definición de naco
http://www.david-valle.org/cultura/definicion-de-naco/
El término de “naco” es una forma popular para referirse a un estereotipo de persona en México cuyo uso está muy extendido y ha sido popularizado por la televisión.
Según la Real Academia de la Lengua Española, naco proviene probablemente del término “totonaco” (una etnia indígena mexicana) y es un término peyorativo para referirse a los indígenas en general.
Sin embargo esta definición se queda muy corta en sus usos, ya que la palabra y su significado ha ido cambiando y evolucionando rápidamente a partir de aquel uso racista original.
La palabra ya no se usa para definir a una etnia o raza, sino más bien a un estilo de vida. Pero sus aspectos peyorativo y clasista se suelen mantener.
Los esterotipos que típicamente denota la palabra naco no los voy a describir en este espacio, pues son bien conocidos. Más bien me gustaría proponer una nueva definición, mucho más incluyente, que pierda su contexto clasista y se use para señalar (en una dulce ironía) el racismo y el clasismo que originalmente dieron vida al término.
Así que haciendo un abuso total de la constante evolución de la lengua y utilizando sólo mi propia experiencia como mexicano, aquí les comparto la definición de naco que uso en mi vida diaria:
Naco(a) es aquella persona que se siente superior a otra(s) en algún aspecto social, económico, cultural, político o moral y que, por acción u omisión, busca mantener, acrecentar y/o evidenciar su supuesta diferencia con un fin discriminatorio.
La definición también puede ser extendida a instituciones, leyes, empresas, etc. que promuevan y defiendan la existencia de personas nacas.
Aquí considero necesario aclarar tres puntos y hacer una confesión.
El primero es que así como un naco se puede sentir superior al resto del mundo, existe un tipo de naco que tiene el sentimiento opuesto: se considera inferior a los demás. Esta (naca) actitud victimista, tan extendida en el país, también abona a la discriminación, aunque sea de parte de los discriminados, y cabe necesariamente en la definición de naco.
La segunda aclaración es a qué me refiero con aspectos “sociales, económicos, culturales, políticos o morales”. Bueno, estos pueden ser muchos y muy amplios pero los más populares son: la raza, el estrato socioeconómico, la religión (sí, los fanáticos religiosos también son nacos), la creencia política (particularmente en época electoral), el nivel educativo, la preferencia sexual e incluso el género. Así que una amplia gama de discriminadores entre los que se encuentran los racistas, los clasistas, los machistas, los extremistas religiosos, etc. caben en esta definición.
El tercer punto es que la definición de naco tiene poco que ver con la diversidad o las diferencias en sí y mucho con la intolerancia a las mismas. Una persona que se muestre distinta a los demás y busque mantener, acrecentar o evidenciar sus diferencias no necesariamente es naca. Se convierte en naca cuando supone que esas diferencias la hacen superior a los demás y le dan el derecho a discriminar. También puede suceder que un sentido de superioridad intrínseco hace que el naco se sienta diferente (el orden de los factores no altera al naco) aunque en realidad no lo sea. Por eso lo de ‘supuestas diferencias’ porque pueden o no ser reales.
Hay algunos nacos que tienen una evidente y real superioridad económica con respecto a la inmensa mayoría de sus compatriotas. Sin embargo también son muy comunes los nacos que viven en la pretención y se sienten “de la high” cuando en realidad no tienen la capacidad económica que presumen (y gracias a las tarjetas de crédito frecuentmente sobregiradas de estos nacos los bancos hacen un gran negocio). Y por supuesto están los nacos que independientemente de su capacidad económica (los hay de todos los niveles) suelen etiquetar a otros de tontos, flojos o incultos cuando ellos mismos lo son (ser naco suele ser consecuencia de la estupidez, la mediocridad y la falta de cultura).
La naquez en México es una de esas raras cosas que son bien democráticas. Ningún grupo, raza, creencia, profesión, estrato socioeconómico o partido político tiene el monopolio de la naquez (aunque algunos parecen hacer el intento). Podemos encontrar nacos de todos los colores y sabores: pobres, ricos, de clase media, analfabetas, educados en las mejores escuelas del mundo, religiosos, ateos, de izquierda, de derecha, de arriba, de abajo y por todos lados. Y existen por muy diversas razones.
Podríamos pasar un buen rato intentando clasificar los distintos tipos de naco o incluso discutiendo si alguno es menos peor (tal vez porque ahí nos veamos reflejados) o más reprobable (tal vez porque ahí veamos reflejados a los que discriminamos) que el resto. Pero no perdamos el hilo. Todos son nacos y punto. Todos tienen actitudes lamentables.
Y eso me lleva a la confesión: yo, al igual que la inmensa mayoría de los mexicanos, soy naco. Y lo soy porque en algunos aspectos y momentos de mi vida me he considerado (y me considero aún) superior a los demás. Y aunque trato de no llegar al punto de la discriminación, ésta es una consecuencia tan natural de la sensación de superioridad que es difícil luchar contra ella.
Una vez dicho esto, también vale la pena aclarar que uno puede ser naco en ciertos aspectos de la vida, pero en otros no. Podemos ser en general buenas personas, ciudadanos comprometidos, defensores de los derechos humanos, pero convertirnos en unos nacos hechos y derechos cuando critican nuestra ocupación (yo suelo ser poco paciente con la gente que no comprende el valor de la investigación científica) o a nuestra familia (si mi papi da mordida o evade impuestos es por necesidad o protesta social, no porque sea corrupto) o cuando se habla de religión (ya sea porque somos nacos religiosos o nacos anti-religiosos) sólo por poner algunos ejemplos. O incluso nuestro naco subconsciente nos puede traicionar y transformarnos en una situación o un momento que no nos habíamos imaginado antes.
En realidad no podremos nunca erradicar la naquez, pero tampoco es como para que la institucionalicemos y la celebremos. Hay que intentar combatirla
Y para iniciar el combate debemos darnos cuenta primero de que vivimos en un país de nacos. En el que tanto gobernados como gobernantes se portan de forma muy naca, cada uno en su coto individual de poder e influencia.
Denunciemos las nacas actitudes de nuestros gobernantes. Sus cínicas y muy nacas exhibiciones de ostentosidad y riqueza, obtenida en buena parte gracias a esos a los que tienen el cinismo de llamar prole (signo inconfundible de que han tomado la naquez como forma de vida).
Dejemos de ser nacos, para exigir la reforma de nuestras nacas instituciones, que en su inmensa mayoría consideran de facto que hay ciudadanos de primera, de segunda y hasta de tercera o cuarta.
Cambiemos nuestra naca democracia en la que el político pobre es un pobre político. En la que ciertos personajes nefastos pasean su naquísima impunidad en los lugares más exclusivos (y nacos) del país y el mundo. Reformemos este naco sistema en el que la capacidad política se mide en pesos y tiempos televisivos, y no en propuestas, ideas, habilidades o preparación.
Denunciemos a las nacas televisoras y su naca programación que busca generar esterotipos, adiestrar pensamientos, adormecer mentes y fomentar que existan nacos por montón.
El punto con todo esto es que aprendamos a NO usar el término como la carícatura estereotipada que nos busca inculcar la televisión y que sólo contribuye al clasismo y al racismo tan arraigados y convenientemente sostenidos en la cultura popular. Mejor usémoslo como una demanda social, para señalar al que discrimina, al que excluye, al que golpea, al que divide en clases, en razas, en religiones o en creencias, creando humanos de primera y de segunda, sin entender que a fin de cuentas todos somos iguales.
Que sea un término peyorativo sí, pero no basado en nuestra forma de hablar o vestir, sino en nuestra forma de expresarnos o comportarnos con los demás.
Démonos cuenta que ser naco no es natural, pues no hay diferencias naturales que justifiquen la discriminación. No hay brechas económicas o educativas que no deban ser cerradas. No hay intolerancia que traiga consigo beneficio. No hay naquez saludable. Si me aceptan la definición que les propongo, la conclusión necesaria es que ser naco no es chido.
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